Mitos y verdades sobre las posiciones sexuales y la fertilidad

Mantener relaciones sexuales suele ser el camino más fácil para lograr un embarazo, sin embargo a veces los resultados no son los esperados y, al cabo de un tiempo, las parejas comienzan a preguntarse: “¿Estaremos haciendo algo mal, o estamos omitiendo alguna cosa que debería estar presente durante la intimidad?” El hecho de que, aún hoy  en día las parejas encuentran algo difícil conversar con sus médicos acerca de su sexualidad, hace que los hombres y las mujeres busquen información fuera del consultorio que resulta no ser científica y que está constituida por mitos y creencias que no contribuyen a solucionar el problema.

Cuando nos referimos a la sexualidad no procreativa, siempre señalamos sus características multifactoriales, biológica, psicológica, cultural, espiritual y enfatizamos en la importancia de que el encuentro abarque todas las áreas de la persona, con el objeto de hacer de esta experiencia algo significativo y gratificante. Por eso acentuamos la importancia del tiempo de juego, de la complementariedad, de la comunicación, de la confianza y de la comprensión empática entre los miembros de la pareja, que dará como resultado un intercambio creativo, libre y gozoso, que la mayoría de las veces es satisfactorio independientemente del momento coital.  Cuando, en cambio, la sexualidad tiene el objetivo de lograr la concepción, además de todos estos factores, debemos acentuar el factor coital propiamente dicho.

La respuesta sexual humana fisiológica tiene características propias que la hacen el vehículo más adecuado para lograr el encuentro de las gametas femenina y masculina; el aumento de la temperatura abdominal, las secreciones que constituyen la lubricación vaginal, el proceso eréctil, el aumento de tono de los músculos pélvicos y el reflejo neuromuscular del orgasmo y de la eyaculación, son algunas partes de un sistema que contribuye a lograr el encuentro entre el óvulo y el espermatozoide. Este proceso, rico y sofisticado, necesita que cada etapa de la respuesta sexual se optimice al máximo. Por ese motivo, las parejas que están obsesivamente pendientes del calendario y del reloj buscando lograr un embarazo, generan hormonas que incrementan el estrés y que antagonizan la posibilidad de lograr un encuentro sexual pleno y productivo.

En referencia al coito en sí mismo, toda acción que contribuya a “ayudar” a la fisiología, optimizará las probabilidades; esto significa básicamente que, al momento de la eyaculación, el semen debe alcanzar al cuello uterino, es decir que la penetración en ese momento debe ser  lo más profunda posible, para que el cérvix esté contactado con el miembro masculino. Si bien no se ha descubierto una relación directa entre el clímax femenino y el logro del embarazo, el orgasmo es el desencadenante de una serie de eventos neuromusculares y hormonales que contribuyen al estado de bienestar de la mujer y este no es un tema menor cuando se trata del organismo de la potencial madre, que debería encontrarse tanto biológicamente como emocional y espiritualmente receptiva para acoger al espermatozoide de su pareja y facilitar el encuentro con su propio óvulo.

 En síntesis, las posiciones sexuales recomendadas son aquellas que permitan una penetración profunda, con contacto entre el pene y el cuello uterino y la expulsión seminal directa al cérvix. Lo interesante de esto es que cada pareja puede lograr este preciso objetivo a través de diferentes posiciones sexuales, ya que la movilidad, la flexibilidad de cada uno, el tamaño y peso corporal de ambos y los gustos personales serán los factores que definan y posibiliten el encuentro íntimo y cada pareja puede permitirse explorar, experimentar y, lo más importante, pasarla muy bien.

*La doctora Beatriz Literat es Médica Sexóloga Clínica y Ginecóloga (MN°50.294), a cargo del Departamento Sexología y Disfunciones Sexuales de Halitus Instituto Médico.

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