POR EL DR. JOSé BATTISTON.- |

Ansiedad preoperatoria: claves para manejarla

Una buena comunicación entre paciente y cirujano, atención psicológica y técnicas de relajación logran múltiples beneficios. Disminuye la estadía hospitalaria,  el dolor es mejor soportado, hay menos necesidad de analgésicos y el post operatorio es más corto.

La cirugía representa para muchos pacientes, una situación de estrés importante, ya que previo a la intervención aparecen distintas preocupaciones relacionadas con la anestesia, el dolor, la recuperación, las secuelas, la separación de los afectos, los trastornos económicos y laborales, entre otros.

Frente a esto, pueden surgir varias respuestas emocionales: ansiedad, estrés, depresión que  de acuerdo al grado cada una, tendrán diferentes consecuencias haciendo más difícil la recuperación. Es decir, el estrés preoperatorio puede atrasar la recuperación.

Las cirugías pueden representar un alivio, pero también pueden ser una fuente de estrés psicológico porque el paciente se enfrenta a situaciones desconocidas.

En el periodo preoperatorio, cierto nivel de ansiedad es normal y deseable, ya que la capacidad de pensar y razonar nos diferencia del reino animal. Por eso muchas veces se hace necesaria una consulta y preparación psicológica para adaptarse al desafío que representa una cirugía.

Hay estudios que demuestran que cuando se prepara a la persona psicológicamente para una intervención quirúrgica, dándole información, enseñándole técnicas de relajación, escuchando y eliminado sus miedos, la ansiedad  disminuye, la estadía  hospitalaria es menor, el dolor es mejor soportado y por lo tanto tiene menor necesidad de analgésicos, el postoperatorio es más corto y el paciente siente más bienestar y control de la situación.

Una gran ansiedad o estrés puede afectar el efecto de las drogas anestésicas, la tensión arterial o la frecuencia cardiaca. Las heridas demorarán en cicatrizar mientras que el sistema inmunológico puede debilitarse, por lo tanto el postoperatorio será más largo. También se puede presentar  insomnio, irritabilidad, problemas con el médico o la enfermera y uso excesivo de analgésicos, entre otros problemas.

Por lo tanto la evaluación y tratamiento de un paciente que va ser sometido a una práctica quirúrgica  requerirá  especial atención a nivel médico y psicológico.

Beneficios de la preparación  prequirúrgica:

•Mejora  el sistema inmunológico, la cicatrización y la circulación.

• Al tener el paciente mayor tranquilidad y autocontrol, hay menor tensión muscular.

 •Mejora el metabolismo y la oxigenación.

 •Hay menor estrés previo, durante y luego de la cirugía.

 • Se reportan complicaciones y mejor recuperación.

 • Al haber menor dolor, se tomarán menos analgésicos.

 • Hay mayor cooperación del paciente en su recuperación y por tanto, menor hospitalización.

Es importante que el paciente confié en su médico y a su vez es clave que el profesional escuche al paciente y conteste a todas sus preguntas, le dé información y se haga eco de todas sus preocupaciones.

La Asociación Argentina de Cirugía afirma que si la persona no confía en el doctor, aunque tenga las mejores referencias, será mejor buscar otro profesional hasta dar con la persona que inspire seguridad y confianza.

Algunas preguntas frecuentes que el paciente podría expresarle a su cirujano son:

• ¿Por qué es necesaria la cirugía? ¿Cómo es? ¿Cuáles son los posibles riegos y complicaciones?

• ¿Existen otras opciones?

• ¿Cuáles son los efectos de la cirugía, dolor y limitaciones de la misma?

• ¿Cuáles son las recomendaciones postquirúrgicas?

• Costos de la cirugía y trámites con la cobertura médica

Por último y si se considera necesario se podrá realizar una consulta previa con el anestesista para eliminar dudas, inquietudes y síntomas que se puedan tener post anestesia.

En conclusión, será fundamental la estrecha comunicación entre el paciente y todo el equipo de salud.

*El doctor José Battiston es Cirujano General (MN: 44569). Es miembro titular de la Asociación Argentina de Cirugía y director médico de la Clínica San Camilo (CABA). 

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