CASI 80 MIL ARGENTINOS AFECTADOS POR AñO |

Glaucoma, una causa de ceguera irreversible

Se calcula que un 20% de las pérdidas de visión evitables se da por esta patología. Si bien no tiene una cura, su avance puede prevenirse mediante la detección temprana, un tratamiento adecuado y una vigilancia constante.

El glaucoma es una enfermedad que se caracteriza por el aumento de la presión intraocular lo cual lleva al daño del nervio óptico y, en consecuencia, a la pérdida de la visión. Es la segunda causa más frecuente de ceguera en el mundo, después de la catarata.

 

En la Argentina, hay pocos datos epidemiológicos sobre glaucoma. Se calcula que el 20% de las cegueras evitables son por causa de esta patología. Esto implicaría alrededor de 40.000 a 80.000 personas afectadas cada año. De estas, al menos la mitad no estaría diagnosticada ni tratada. Esto se debe a que la consulta al médico por lo general se realiza en forma tardía, ya que al comienzo de la enfermedad raramente hay síntomas.

 

En la parte anterior del ojo hay un líquido transparente llamado  el fluido intraocular o humor acuoso. Este fluido fabricado por el cuerpo ciliar provee de oxígeno y nutrientes al cristalino y a la córnea. El humor acuoso sale del ojo por medio de la pupila para luego ser absorbido hacia el torrente sanguíneo en el ángulo entre el iris y la córnea. Este sistema de drenaje es un proceso constante y activo necesario para el buen funcionamiento ocular.

 

En la mayoría de los tipos de glaucoma, el sistema de drenaje se obstruye y el humor acuoso no puede drenar. Al acumularse, causa un aumento de presión en el interior del ojo dañando y el nervio óptico, con la pérdida consiguiente de campo visual. El daño se inicia en las partes periféricas del campo visual y, si no se trata, progresa hasta producir una visión en túnel y en última instancia, ceguera.

 

Por lo general, el glaucoma crónico o de ángulo abierto (la forma más común en nuestra población) no presenta síntomas molestos o dolorosos en su comienzo. Usualmente las personas no se dan cuenta de que padecen glaucoma hasta que el daño del nervio óptico es avanzado y sus consecuencias perceptibles. Los pacientes en general comienzan con síntomas cuando ya han perdido más del 80% del campo visual. Es posible que la persona que sufre de glaucoma vea perfectamente, pueda leer o manejar sin problemas, mientras el cuadro progresa y afecta su vista.

 

En otros tipos menos frecuentes de glaucoma en nuestra población, como el de ángulo cerrado o glaucoma agudo, los síntomas pueden ser los siguientes: visión borrosa, dolor del globo ocular, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, aparición de halos de color alrededor de las luces brillantes y pérdida repentina de la visión.

 

El glaucoma se clasifica en primario que consiste en una malformación aislada del ángulo de drenaje, o secundario a otras condiciones como la retinopatía del prematuro, la inflamación intraocular, trauma, diabetes, tumores intraoculares o en las personas medicadas con corticoides en forma prolongada.

 

Puede afectar a personas de todas las edades, desde bebés hasta ancianos. Sin embargo, tiene mayor incidencia en las personas mayores de 40 años.

 

Para diagnosticar esta enfermedad, el médico oftalmólogo evaluará durante la consulta diferentes parámetros, entre ellos las características del nervio óptico (oftalmoscopía) y la presión intraocular (tonometría). Si el profesional considera que ciertos signos pueden estar asociados con el glaucoma, solicitará estudios secundarios como campo visual computarizado, paquimetría (evalúa el espesor corneal) y estudios del nervio óptico.

 

En el tratamiento, el objetivo es controlar la progresión del glaucoma previniendo la pérdida del campo visual. Habitualmente se utilizan desde medicamentos en forma de colirios, rayo láser, microcirugía y hasta en algunos casos, dependiendo de las circunstancias individuales de cada paciente, la colocación de un implante valvular que regule la presión. El campo visual o la visión perdida a consecuencia del glaucoma no pueden ser restaurados. A la fecha, no existe cura para el glaucoma.

 

Sin embargo, con la detección temprana, un tratamiento adecuado y una vigilancia cuidadosa, en general se puede controlar el glaucoma, conservando en la mayoría de los casos una visión útil durante toda la vida.

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