Trabajar de pie: ¿bueno para la salud?

Muchas empresas optan por las mesas altas “por la salud de los empleados”. Es que según expertos, se queman un 40% más de grasas al estar erguido. Pero la ausencia de sillas puede traer otras complicaciones, como várices.

Pasar las horas sentado en la oficina es una actividad que perjudica seriamente a la salud según avalan numerosos estudios que ensalzan los beneficios de trabajar de pie para hacerle frente al sedentarismo, una moda que se abre camino en EEUU pero que tampoco está exenta de riesgos.

Compañías como Google, Facebook, Chevron, Intel o Boeing son algunas de las que han dado la bienvenida en sus despachos a las mesas altas por “el bien de sus empleados”, que aseguran sentirse mejor tras deshacerse de sus sillas.

Las investigaciones realizadas durante los últimos años avalan esa impresión, ya que la obesidad, la diabetes, los problemas cardiacos o el cáncer se citan recurrentemente como las enfermedades a las que se expone el oficinista cuya vida sedentaria podría llevarle a un fallecimiento prematuro.

Científicos del Pennington Biomedical Research Center en Luisiana determinaron que la gente que pasa la mayor parte de su tiempo sentada tiene un 54% más de posibilidades de morir de un infarto, datos que se desprenden de un estudio sobre el estilo de vida de más de 17.000 personas.

«Dedicar unas pocas horas a la semana en el gimnasio no parece que reduzca ese riesgo significativamente», aseguró el doctor de la Clínica Mayo James A. Levine, uno de los referentes en investigaciones sobre la materia.

Las horas de pasividad muscular continuada ralentizan el metabolismo y reducen la producción de enzimas, al tiempo que exponen al organismo a niveles anormales de glucosa y colesterol.

Más que sudar la camiseta levantando pesas, la clave está en ponerse de pie, según indican los expertos. Simplemente con pasar las horas erguido, el cuerpo quema un 40% más de grasa, aunque cambiar de postura por sí solo no sea suficiente, según dijo a Efe Toni Yancey, profesora de Salud Pública de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

Sin embargo, «eso conlleva otros riesgos para la salud», explicó Yancey. Aparte de la incomodidad de pasar muchas horas de pie, esto puede derivar en dolores musculares, enfermedades cardiovasculares, artritis, varices en las piernas o complicaciones en el embarazo.

Las experiencias recogidas en internet de quienes han probado trabajar de pie con su computadora en una mesa adaptada, en vez de sentados, coinciden en destacar que después de unos días de entusiasmo en los que aumentan su productividad, el organismo se cansa, aparecen dolores y se echa de menos la silla.

La respuesta, en opinión de Yancey, es algo intermedio. No hace falta estar de pie todo el día, basta con hacer pausas para estirar, moverse y, si es posible, 10 minutos de ejercicio a media jornada.

Otra opción sería incorporar la tradicional cinta de correr de los gimnasios a la estructura de la mesa de trabajo, así el empleado que está de pie además camina simultáneamente, lo que favorece la circulación sanguínea.

Yancey cuenta en su departamento universitario con una de estas instalaciones, que empresas como Steelcase fabrica integrada bajo el nombre de «Walkstation», y la usa un par de horas al día a una velocidad muy baja, 1,5 kilómetros por hora.

«No lo encuentro difícil. La que tenemos está pensada para facilitar el trabajo mientras se anda. Es cuestión de práctica pero al rato me olvido de que me estoy moviendo y me concentro en lo que hago», dijo Yancey, quien considera que, no obstante, un trabajador medio no puede hacer su jornada entera subido a la cinta.

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